¿EL OMEGA 3 REDUCE EL DOLOR DE FIBROMIALGIA?


Los suplementos que contienen Omega 3 comúnmente benefician a las articulaciones y al sistema cardiovascular, pero ¿Qué hace con el dolor que causa la fibromialgia?

Un pequeño estudio en donde participaron 12 pacientes con Fibromialgia demostró que el consumo de suplementos con Omega 3 puede brindar una mejoría en la disminución del dolor de los puntos sensibles, además de reducir la tensión muscular y el nivel de fatiga.

En el mismo estudio, dos pacientes sufrían dolor de cuello cervical debido a lesiones sufridas en un accidente automovilístico y un tercero era mecánico y tenía el síndrome del túnel carpiano, producido por la tensión repetitiva de su trabajo. Había una enfermera con lesión en el brazo y el quinto era una persona que sufrió quemaduras.

Estos cinco pacientes habían estado probando terapias antes de haber probado el omega 3; el número promedio en el que se encontraban en su escala de dolor del 1 al 10 era de 8. Después de tomar el omega 3 durante 6 meses su fuerza y dolor había mejorado muchísimo teniendo como resultado un dolor de 3 en la misma escala. En caso especial de los pacientes con dolor cervical, tomaron el omega 3 durante 8 meses, y su fuerza muscular fue mejorando.

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¿CÓMO AYUDA EL OMEGA 3 A LAS PERSONAS CON FIBROMIALGIA?

Los Omega 3 son un tipo de ácidos grasos que el cuerpo necesita pero no puede generar por sí mismo, y la mejor manera de obtenerlo es por medio de alimentos o suplementos.

Existen dos tipos de ácidos grasos Omega 3, presente casi exclusivamente en los pescados y crustáceos, llamados EPA y DHA. Un equipo de investigadores canadienses sugieren que estos dos tipos de ácidos grasos logran ayudar a las personas con Fibromialgia gracias a la reducción de la liberación de citoquinas. Se sospecha que las citoquinas desempeñan un papel importante en la producción del dolor neuropático y fibromialgia.artricenter

Aquellos pacientes con fibromialgia que deciden tomar suplementos con omega 3 no deben esperar resultados inmediatos, ya que su efectividad suele mostrarse después de 6 meses de su consumo.

Es debido saber que el omega 3 o los suplementos que los contengan tienen que acompañarse de alimentos ya que mejora la digestión del mismo.

OTROS DATOS SOBRE EL OMEGA 3

Las investigaciones indican que el uso de ácidos grasos omega 3 pueden ayudar a los pacientesque sufren de dolor asociado con la inflamación, como la Artritis Reumatoide; además promueve la disminución del dolor, mejora el funcionamiento del sistema inmunológico, y disminuye la coagulación de la sangre, sin olvidar que reduce el riesgo de enfermedades del corazón.

Es importante no olvidar la moderación del omega 3, debido a que una sobredosis de este podría causar problemas de corazón en pacientes cardiacos, problemas de coagulación de la sangre en personas que toman anticoagulantes, hemorragias nasales y otros desequilibrios sistémicos.

No olvides consultar a tu médico antes de tomar cualquier decisión con respecto a tu salud.

¿Has tomado Omega-3? ¿Te ha funcionado?

 Artricenter, mejoramos sin dañar.

 Fuentes: http://bit.ly/1hR5SaZ , http://bit.ly/STzysp , http://bit.ly/1hU2koE , http://bit.ly/STzCbH , http://bit.ly/1nBDCZa, http://bit.ly/1kxcZA3

http://artricenterfibromialgia.wordpress.com/

SÍNDROMES DE SENSIBILIDAD CENTRAL Y OMEGA-3


SINDEl Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple, el Síndrome de Fatiga Crónica, la Fibromialgia y el Síndrome de Electrohipersensibilidad, son enfermedades emergentes cada vez más frecuentes. Se relacionan, en menor o mayor medida, con el medio ambiente, considerándoselas por consiguiente, enfermedades ambientales. Afectan a distintos aparatos y sistemas del cuerpo humano, generando una gran variedad de síntomas y erigiéndose como enfermedades multisistémicas.

Aunque cada una de estas enfermedades tiene una sintomatología que le es propia, muchos de estos síntomas son compartidos entre ellas, incluso se dan casos en que se padece más de una de estas enfermedades al mismo tiempo. Esto hace que a veces no exista una frontera nítida entre ellas, lo cual dificulta su diagnóstico. Por otro lado, tampoco existe una única causa o proceso de generación de estas patologías, sino que tiene carácter multifactorial. Es decir, la constitución genética de cada persona, su estilo de vida y hábitos de salud, costumbres alimentarias, su tipo de trabajo, y especialmente el tipo de exposición a los diferentes tóxicos ambientales, químicos o electromagnéticos, así como su duración y zona de impacto, incluso su carga emocional, son distintas variables que configurarán los síntomas y la gravedad en cada caso. No obstante esta variabilidad, se han observado mecanismos fisiopatogénicos comunes que muchos autores han venido a llamar Síndrome de Sensibilización Central (SSC), con una base mayormente neurológica y endocrina, razón por la que también se les considera síndromes neuroendocrinos, aunque para ser más rigurosos, deberíamos hablar de síndromes psiconeuroinmunoendocrinos.

 Esta base fisiopatogénica común es hacia dónde deberían dirigirse el grueso de los recursos terapéuticos, porque de no hacerlo así, y tratar –tapando- solamente los numerosos síntomas que pueden aparecer mediante la acción de varios fármacos con distintos e importantes efectos secundarios, puede provocar el empeoramiento de un terreno ya de por sí suficientemente deteriorado. Debe tenerse muy presente que al tratarse de enfermedades multistémicas, cualquier alteración en una parte del organismo, incide en menor o mayor medida en otros sistemas o en el estado general. Por ello se hace imprescindible que cualquier remedio que se utilice, aporte beneficios netos sin añadir más alteraciones.

 El investigador norteamericano Martin Pall ha estudiado largamente estas enfermedades. Afirma que tienen unos mecanismos bioquímicos comunes que pueden explicar la complejidad de sus síntomas, aparición y desarrollo, basándose sobre todo en el llamado ciclo óxido nítrico y peroxinitrito. Asegura también, que estas enfermedades comienzan con el impacto biológico y emocional de diferentes factores estresantes –desde el estrés psicológico a la inhalación de tóxicos ambientales, pasando por el exceso de radiación electromagnética o infecciones virales-, que directa o indirectamente acaban incidiendo en algunos de los procesos bioquímicos que explican que la interferencia en uno de sus procesos incide sobre otro, que a su vez incide sobre otro, y así sucesivamente, iniciándose un ciclo patológico que puede manifestarse de múltiples formas y evidenciando una alta hipersensibilidad. Añade Martin Pall, que en el inicio de este ciclo patológico se encuentra el aumento de la presencia de citoquinas proinflamatorias, unas proteínas mediadoras de nuestro sistema inmunitario, y la aparición del estrés oxidativo, como factores iniciales de este ciclo nocivo.

 Pues bien, aunque apenas se han realizado investigaciones específicas en relación a este tipo de enfermedades, existen indicios claros de que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 pueden aportar un beneficio significativo, dadas las propiedades que ha demostrado tener este nutriente esencial en innumerables investigaciones científicas, ya que se acercan muchísimo a las requeridas por las premisas antes mencionadas, como poseer carácter multisistémico, capacidad para actuar a nivel psiconeuroimnunoendocrino, inhibir el aumento de citoquinas proinflamatorias, tener capacidad antioxidante, y por último, carecer prácticamente de efectos secundarios, evitando empeorar el maltratado terreno orgánico del enfermo.

 En la Sensibilidad Química Múltiple se observa entre otros aspectos, la existencia de procesos inflamatorios, tanto locales como neurogénicos, así como la liberación de citoquinas inflamatorias en las mucosas, ejerciendo una acción sobre la actividad del sistema nervioso central. Pero los niveles elevados de citoquinas inflamatorias se han observado también en numerosas y distintas enfermedades, como la enfermedad coronaria, la depresión mayor, la artritis o el cáncer, según se demostró entre otras investigaciones, en un estudio llevado a cabo en Washington en el año 2002, en el que se demostró además, que los Omega-3 tienen una potente capacidad aniinflamatoria e inmunomoduladora capaz de mejorar estas enfermedades. Hay que precisar no obstante, que suele darse una situación proinflamatoria permanente en este tipo de enfermos, promovida por un exceso de Omega-6 combinado con un déficit de Omega-3, típico de las dietas occidentales, lo que evidencia la necesidad de modificar la dieta de estos enfermos, con la finalidad de corregir este desequilibrio fundamental.

 Dentro de la complejidad etiológica y controversias que comporta una enfermedad como la fibromialgia, está la de considerar su carácter reumático, lo que nos lleva a compartir algunos elementos con otras patologías afines como la artritis reumatoide. Pues bien, se ha comprobado mediante diferentes investigaciones y prestigiosos doctores de todo el mundo, el beneficio de los Omega-3 en la artritis reumatoide, recomendando su utilización combinada con medicamentos. En este contexto, dentro de un estudio realizado en Toronto con pacientes con dolor neuropático, en los que se incluía una persona con fibromialgia, se les administró Omega-3. El resultado fue que todos los participantes obtuvieron una reducción del dolor clínicamente significativa que les duró un año y medio después del tratamiento, no observándose efectos adversos.

 En cuanto a la Fatiga Crónica, se realizó un estudio con 22 personas que sufrían esta enfermedad, a las que se les analizó los niveles de omega-3 en su plasma sanguíneo. Comprobaron que sus niveles eran más bajos que las personas no enfermas. También observaron que el balance entre omega-3 y omega-6 era deficitario, con exceso de ácido araquidónico, que es inflamatorio, y de ácidos grasos saturados. Comprobaron que estos niveles se correlacionaban con la severidad de la fatiga crónica, y con una insuficiente activación de las células T del sistema inmunitario, que son las responsables de coordinar la respuesta inmune celular, de tal forma, que los investigadores sugirieron que estos enfermos pueden responder favorablemente al tratamiento con Omega-3.

 Muchos paciente diagnosticados con alguna de estas enfermedades, refieren antes o durante la aparición de éstas, problemas como estrés, ansiedad o depresión. Esto hace que muchas veces, y especialmente en la Fibromialgia o la Fatiga Crónica, los médicos piensen que se trata de problemas puramente psicosomáticos, pero lo cierto es que estos trastornos emocionales muchas veces forman parte de un estado prepatológico de la persona, que puede tanto favorecer la aparición gradual de los demás síntomas físicos, como agravarlos. Pues bien, los Omega-3 tienen un efecto directo sobre el sistema nervioso, ya que forman parte de la estructura cerebral y de las membranas de las neuronas, modulando la permeabilidad de las mismas y permitiendo un buen funcionamiento de los neurotransmisores. Por ello, no es de extrañar que el consumo diario de Omega-3 esté recomendado por la Asociación Psiquiátrica Americana para prevenir y tratar, especialmente, la depresión, compañera muchas veces inseparable de las personas con enfermedades de sensibilidad central.

 José María Guillén Lladó (Licenciado en Psicología, postgraduado en Psicopatología Clínica y diplomado en Naturopatía)

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