¿Por qué tantas mujeres sufren fibromialgia?


Manuel Núñez

La fibromialgia no distingue entre nacionalidades ni clases sociales, pero sí entre géneros: 9 de cada 10 personas afectadas son mujeres.

En España pueden estar afectadas por la enfermedad unas 900.000 mujeres y 100.000 hombres, según la Sociedad Española de Reumatología (SER). Pero muchas todavía no han sido diagnosticadas o tienen que sufrir la incomprensión del entorno, debido al desconocimiento que todavía reina sobre el trastorno.

Los síntomas de la fibromialgia

La enfermedad se caracteriza por el dolor músculo-esquelético, localizado en una parte del cuerpo o generalizado y a menudo incapacitante. También provoca rigidez en músculos, tendones y ligamentos, sobre todo al levantarse por las mañanas.

Otros síntomas posibles son fatiga, alteraciones del sueño, molestias intestinales, dolores de cabeza e hipersensibilidad al ruido, las luces, los medicamentos y las sustancias químicas.

¿Cuál es su causa?

No existe un consenso entre los expertos sobre el origen de las molestias y a menudo las pacientes no son diagnosticadas hasta después de ir de una consulta médica a otra durante años.

No faltan los médicos que no la consideran una enfermedad física porque no se ha desarrollado la prueba –como una radiografía o un análisis de sangre– capaz de descubrir la alteración fisiológica.

Para diagnosticarla, el médico comprueba si existe una sensibilidad aumentada al dolor en la mayoría de una serie de 18 puntos repartidos por el cuerpo, llamados puntos miofasciales.

Las últimas investigaciones han comprobado que las personas afectadas poseen niveles elevados del neuropéptido P, que participa en la transmisión de la señal dolorosa, y muestran también una producción por debajo de lo normal de hormonas que mitigan el dolor, como la serotonina y la noradrenalina.

Los especialistas aseguran que en ocasiones la enfermedad se desarrolla después de un trauma físico o emocional que causa un dolor intenso y que, al parecer, sensibiliza al sistema nervioso.

También se han sugerido como posibles desencadenantes la exposición a sustancias tóxicas o infecciones víricas.

¿Por qué afecta más a las mujeres?

La doctora Carme Valls, endocrinóloga y experta en salud femenina, explica que la acumulación en el cuerpo de las mujeres de contaminantes ambientales con efecto estrogénico –se comportan como hormonas femeninas– podría ser un factor desencadenante de la fibromialgia y otras enfermedades emergentes como la fatiga crónica y la sensibilidad química múltiple.

Estos contaminantes se encuentran en los plásticos, los pesticidas agrícolas, los productos de limpieza o los cosméticos, entre otros productos.

Según la doctora Valls, los tóxicos ambientales podrían estar alterando el funcionamiento de las mitocondrias (el orgánulo de la célula donde se produce la energía) y se acabarían produciendo daños sobre los sistemas nervioso central y endocrino.

Por otra parte, explica que las mujeres presentan menos receptores para las endorfinas (hormonas que atenúan el dolor) en los músculos que los hombres. Esto las hace más vulnerables al dolor.

Valls señala el estrés como otro factor que puede intervenir en la fibromialgia. Muchas mujeres van sobradas de ansiedad porque, además de trabajar fuera de casa, asumen la mayor parte de las tareas invisibles y poco valoradas relacionadas con el cuidado de la familia y del hogar.

Cambios para mejorar las condiciones de vida

Para evitar la sobrecarga de tareas y responsabilidades, recomienda algunas medidas que se pueden tomar en la vida personal y el entorno familiar:

  • Cuidar el descanso. Conviene que las horas previas al inicio del sueño sean un camino hacia la relajación: no hay que revisar el correo electrónico ni dedicarse a trabajos que requieran tensión física o emocional.
  • Marcar las condiciones de trabajo. Es necesario que dejen un tiempo para la vida personal.
  • Repartir las tareas. La corresponsabilidad de toda la familia beneficia a todos sus miembros. Realizar todas las tareas de subsistencia es una carga injusta y dolorosa para las mujeres.
  • Disponer de tiempo personal. Las personas que cuidan de enfermos o ancianos necesitan tener unas horas de tiempo libre al día y a la semana. En vacaciones, sería ideal combinar esa responsabilidad con otros familiares para que el cuidador principal pueda disponer de un período de desconexión real.

La medicina convencional recurre a fármacos anticonvulsivos, antiinflamatorios, analgésicos y antidepresivos que no están libres de efectos secundarios.

Muchos pacientes recurren a tratamientos naturales, como la propia Lady Gaga, que recomienda la sauna para beneficiarse de los efectos analgésicos del calor. El doctor Christoph Gutenbrunner aconseja la sauna frecuente (12 sesiones en 6 semanas), y el doctor Mehri Yurkuran, baños de 20 minutos a 37 ºC.

También han demostrado alguna eficacia los baños en agua sulfurosa con sales. No obstante, las aplicaciones demasiado calientes o prolongadas a veces agravan los síntomas, por lo que conviene consultar a un experto.

Otras terapias naturales son:

  • Taichí y yoga. Las investigaciones sugieren que el taichí –con sus movimientos precisos, lentos y sinuosos que actúan sobre los meridianos energéticos– puede beneficiar a los pacientes con fibromialgia.

    Un estudio realizado en 2010 por el equipo del doctor Chenchen Wang en la Universidad Tufts (Estados Unidos) concluyó que practicar taichí 12 semanas reducía el dolor y mejoraba el sueño y el estado de ánimo. La contundencia de los resultados llevó al New Journal of Medicine a recomendar que se alentara la curiosidad de los pacientes por el taichí y disciplinas similares, como el yoga.

  • Masaje del tejido conectivo. Puede incrementar el umbral del dolor y la calidad de vida en la fibromialgia al mejorar la eliminación de toxinas y la llegada de nutrientes a los tejidos. A esto se suman los beneficios psíquicos debidos al contacto físico y la relajación.
  • Acupuntura. Es eficaz reduciendo las molestias, aunque la respuesta de cada persona varía mucho: unas sienten un gran alivio y otras apenas notan la diferencia.

Además de las terapias físicas existen suplementos nutricionales y plantas medicinales para tratar cada uno de los síntomas de la fibromialgia. Las técnicas de relajación y meditación completan el tratamiento natural e integral de la enfermedad.

https://www.cuerpomente.com/

¿Por qué tantas mujeres sufren fibromialgia?


La artista neoyorquina Lady Gaga ha dado a conocer que sufre fibromialgia, una enfermedad que afecta a 9 mujeres por cada hombre. ¿Por qué?

por Manuel Núñez

La fibromialgia no distingue entre nacionalidades ni clases sociales, pero sí entre géneros: 9 de cada 10 personas afectadas son mujeres.

En España pueden estar afectadas por la enfermedad unas 900.000 mujeres y 100.000 hombres, según la Sociedad Española de Reumatología (SER). Pero muchas todavía no han sido diagnosticadas o tienen que sufrir la incomprensión del entorno, debido al desconocimiento que todavía reina sobre el trastorno.

Los síntomas de la fibromialgia

La enfermedad se caracteriza por el dolor músculo-esquelético, localizado en una parte del cuerpo o generalizado y a menudo incapacitante. También provoca rigidez en músculos, tendones y ligamentos, sobre todo al levantarse por las mañanas.

Otros síntomas posibles son fatiga, alteraciones del sueño, molestias intestinales, dolores de cabeza e hipersensibilidad al ruido, las luces, los medicamentos y las sustancias químicas.

¿Cuál es su causa?

No existe un consenso entre los expertos sobre el origen de las molestias y a menudo las pacientes no son diagnosticadas hasta después de ir de una consulta médica a otra durante años.

No faltan los médicos que no la consideran una enfermedad física porque no se ha desarrollado la prueba –como una radiografía o un análisis de sangre– capaz de descubrir la alteración fisiológica.

Para diagnosticarla, el médico comprueba si existe una sensibilidad aumentada al dolor en la mayoría de una serie de 18 puntos repartidos por el cuerpo, llamados puntos miofasciales.

Las últimas investigaciones han comprobado que las personas afectadas poseen niveles elevados del neuropéptido P, que participa en la transmisión de la señal dolorosa, y muestran también una producción por debajo de lo normal de hormonas que mitigan el dolor, como la serotonina y la noradrenalina.

Los especialistas aseguran que en ocasiones la enfermedad se desarrolla después de un trauma físico o emocional que causa un dolor intenso y que, al parecer, sensibiliza al sistema nervioso.

También se han sugerido como posibles desencadenantes la exposición a sustancias tóxicas o infecciones víricas.

¿Por qué afecta más a las mujeres?

La doctora Carme Valls, endocrinóloga y experta en salud femenina, explica que la acumulación en el cuerpo de las mujeres de contaminantes ambientales con efecto estrogénico –se comportan como hormonas femeninas– podría ser un factor desencadenante de la fibromialgia y otras enfermedades emergentes como la fatiga crónica y la sensibilidad química múltiple.

Estos contaminantes se encuentran en los plásticos, los pesticidas agrícolas, los productos de limpieza o los cosméticos, entre otros productos.

Según la doctora Valls, los tóxicos ambientales podrían estar alterando el funcionamiento de las mitocondrias (el orgánulo de la célula donde se produce la energía) y se acabarían produciendo daños sobre los sistemas nervioso central y endocrino.

Por otra parte, explica que las mujeres presentan menos receptores para las endorfinas (hormonas que atenúan el dolor) en los músculos que los hombres. Esto las hace más vulnerables al dolor.

Valls señala el estrés como otro factor que puede intervenir en la fibromialgia. Muchas mujeres van sobradas de ansiedad porque, además de trabajar fuera de casa, asumen la mayor parte de las tareas invisibles y poco valoradas relacionadas con el cuidado de la familia y del hogar.

Cambios para mejorar las condiciones de vida

Para evitar la sobrecarga de tareas y responsabilidades, recomienda algunas medidas que se pueden tomar en la vida personal y el entorno familiar:

  • Cuidar el descanso. Conviene que las horas previas al inicio del sueño sean un camino hacia la relajación: no hay que revisar el correo electrónico ni dedicarse a trabajos que requieran tensión física o emocional.
  • Marcar las condiciones de trabajo. Es necesario que dejen un tiempo para la vida personal.
  • Repartir las tareas. La corresponsabilidad de toda la familia beneficia a todos sus miembros. Realizar todas las tareas de subsistencia es una carga injusta y dolorosa para las mujeres.
  • Disponer de tiempo personal. Las personas que cuidan de enfermos o ancianos necesitan tener unas horas de tiempo libre al día y a la semana. En vacaciones, sería ideal combinar esa responsabilidad con otros familiares para que el cuidador principal pueda disponer de un período de desconexión real.
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Tratamiento natural de la fibromialgia

La medicina convencional recurre a fármacos anticonvulsivos, antiinflamatorios, analgésicos y antidepresivos que no están libres de efectos secundarios.

Muchos pacientes recurren a tratamientos naturales, como la propia Lady Gaga, que recomienda la sauna para beneficiarse de los efectos analgésicos del calor. El doctor Christoph Gutenbrunner aconseja la sauna frecuente (12 sesiones en 6 semanas), y el doctor Mehri Yurkuran, baños de 20 minutos a 37 ºC.

También han demostrado alguna eficacia los baños en agua sulfurosa con sales. No obstante, las aplicaciones demasiado calientes o prolongadas a veces agravan los síntomas, por lo que conviene consultar a un experto.

Otras terapias naturales son:

  • Taichí y yoga. Las investigaciones sugieren que el taichí –con sus movimientos precisos, lentos y sinuosos que actúan sobre los meridianos energéticos– puede beneficiar a los pacientes con fibromialgia.Un estudio realizado en 2010 por el equipo del doctor Chenchen Wang en la Universidad Tufts (Estados Unidos) concluyó que practicar taichí 12 semanas reducía el dolor y mejoraba el sueño y el estado de ánimo. La contundencia de los resultados llevó al New Journal of Medicine a recomendar que se alentara la curiosidad de los pacientes por el taichí y disciplinas similares, como el yoga.
  • Masaje del tejido conectivo. Puede incrementar el umbral del dolor y la calidad de vida en la fibromialgia al mejorar la eliminación de toxinas y la llegada de nutrientes a los tejidos. A esto se suman los beneficios psíquicos debidos al contacto físico y la relajación.
  • Acupuntura. Es eficaz reduciendo las molestias, aunque la respuesta de cada persona varía mucho: unas sienten un gran alivio y otras apenas notan la diferencia.

    Además de las terapias físicas existen suplementos nutricionales y plantas medicinales para tratar cada uno de los síntomas de la fibromialgia. Las técnicas de relajación y meditación completan el tratamiento natural e integral de la enfermedad.

LA FIBROMIALGIA EN HOMBRES Y MUJERES: COMPARACIÓN DE LOS PRINCIPALES SÍNTOMAS CLÍNICOS


Elena Miró, Mª Pilar Martínez, Ana I. Sánchez, Germán Prados, Fabián N. Diener, Mª José Lami y Marie Carmen Valenza. Universidad de Granada

La fibromialgia es un síndrome de dolor crónico de causa desconocida que conlleva un importante malestar y deterioro en la calidad de vida. Esta condición afecta al 2-5% de la población general, aunque los estudios epidemiológicos han demostrado la preponderancia de la fibromialgia entre las mujeres frente a los varones con una ratio aproximada de 9:1. La menor prevalencia de la fibromialgia en los varones ha llevado a que el conocimiento actual sobre el síndrome se haya desarrollado principalmente a partir de la investigación con mujeres. Al asumirse que es «una enfermedad de mujeres» los hombres tardan más años en ser diagnosticados y podrían existir sesgos en la atención sanitaria a la fibromialgia.

Recientemente, el equipo de la Dra. Elena Miró de la Universidad de Granada ha realizado un estudio con el objetivo de analizar si las manifestaciones clínicas de la fibromialgia son distintas en función del sexo. Participaron en la investigación dos grupos de pacientes con fibromialgia cuidadosamente seleccionados (21 varones y 21 mujeres) y un grupo control de hombres sanos (n= 21) con una edad comprendida entre 30-60 años. Los pacientes procedían del Servicio de Reumatología y de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada (remitidos por los Dres. M. Guzmán, R. Gálvez y R. Cáliz, que colaboran en la investigación) y de la Asociación de Fibromialgia de Granada. El grupo control estuvo constituido por familiares y amigos de estudiantes de la Universidad de Granada. Los grupos fueron igualados en edad y nivel educativo.

A cada persona se le realizaron dos sesiones de entrevista de evaluación en las que se recogía información sobre comienzo y curso del problema, estado psicológico, actitudes hacia la fibromialgia, tratamientos recibidos y consumo de medicación. Los participantes cumplimentaron también diversas medidas de autoinforme relacionadas con el dolor, el sueño, la fatiga, la psicopatología, el malestar emocional y el impacto funcional de la fibromialgia. Además, en los grupos clínicos se efectuó una evaluación objetiva del umbral de sensibilidad al dolor en distintos puntos corporales con un algómetro de presión y un estudio del sueño nocturno con polisomnografía ambulatoria.

Los resultados pusieron de manifiesto que tanto los varones como las mujeres con fibromialgia mostraban una afectación significativamente mayor que el grupo control en todas las medidas de dolor, sueño, fatiga, psicopatología, malestar emocional y deterioro funcional. El hecho de que en fibromialgia no haya diferencias en malestar emocional en función del sexo, cuando en otros síndromes de dolor crónico suelen ser las mujeres las que puntúan más en ansiedad y/o depresión que los varones, podría indicar que los hombres con fibromialgia están experimentando más malestar afectivo que los varones con otros problemas de dolor quizá por el «estigma» asociado a padecer «una enfermedad de mujeres». Este aspecto debe ser aclarado por la investigación futura.

Por otra parte, las mujeres y los varones con fibromialgia solo se diferenciaron de forma significativa en su umbral de sensibilidad al dolor que fue menor en las mujeres (mayor sensibilidad al dolor) y en diversos parámetros cardiorespiratorios de la polisomnografía que indicaban una mayor presencia de trastornos respiratorios durante el sueño en los varones.

Esta menor tolerancia al dolor en las mujeres podría llevarlas a una mayor demanda de atención asistencial por el dolor y tal vez eso explique por qué los hombres con fibromialgia pasan por más especialistas que ellas hasta que se identifica al dolor como problema principal. Por su parte, en los varones con fibromialgia los efectos negativos asociados a la presencia de trastornos respiratorios durante el sueño como la apnea pueden ser un factor crítico de la evolución del problema. De hecho, el mejor predictor de la experiencia de dolor en varones fue la baja calidad de sueño y en la mujeres la catastrofización del dolor. La catastrofización o tendencia a vivenciar el dolor de forma dramática incluye elementos de rumiación, magnificación e indefensión en relación al dolor. La razón de estas diferencias en sensibilidad al dolor y en los factores que se asocian al dolor en cada caso no está clara, pudiendo jugar un papel relevante tanto factores socioculturales como factores biológicos relacionados con la acción de las hormonas sexuales.

Estos resultados sugieren que las estrategias terapéuticas más eficaces para controlar el dolor podrían ser diferentes en hombres y mujeres. Las estrategias de control del dolor que se centran en mejorar el sueño pueden ser particularmente importantes en el tratamiento de los hombres con fibromialgia. En las mujeres parece relevante atender especialmente a la tendencia a catastrofizar en relación con la experiencia de dolor. Actualmente, el equipo de la Dra. Miró está llevando a cabo un ensayo controlado aleatorizado que compara la eficacia de un tratamiento médico estándar con un tratamiento cognitivo-conductual (TCC) centrado en aspectos cognitivo-afectivos, un tratamiento cognitivo-conductual centrado en el sueño y una combinación de estos dos últimos enfoques, para intentar determinar qué puede aportar el tratamiento de los problemas de sueño al abordaje actual de la fibromialgia. Igualmente esta investigación permitirá analizar posibles diferencias de sexo en la respuesta terapéutica o diferencias que puedan existir en cuanto al tipo de variables en las que impacta cada tratamiento.

Investigación financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación (PSI2009-13765PSIC)

El artículo completo puede consultarse en la revista Psicothema:
Miró, E., Diener, F.N., Martínez, M.P., Sánchez, A. I., y Valenza, M.C. (2012). La fibromialgia en hombres y mujeres: comparación de los principales síntomas clínicos. Psicothema, 24, 10-15.
Otras referencias bibliográficas relacionadas:
Martínez, M. P., Sánchez, A.I., Miró, E., Medina, A., y Lami, M.J. (2011). The relationship between the fear-avoidance model of pain and personality traits in fibromyalgia patients. Journal of Clinical Psychology in Medical Settings, 18, 380-391.
Miró, E., Martínez, M.P., Sánchez, A.I., Prados, G., y Medina, A. (2011). When is pain related to emotional distress and daily functioning in fibromyalgia syndrome? The mediating roles of self- efficacy and sleep quality. British Journal of Health Psychology, 16, 799-814.
Sánchez, A.I., Martínez, M.P., Miró, E., y Medina, A. (2011). Predictors of the pain perception and self-efficacy for pain control in patients with fibromyalgia. The Spanish Journal of Psychology, 14, 366-373.
Prados, G. y Miró, E. (2012). Fibromialgia y sueño: Una revisión. Revista de Neurología, 54, 227-240.

http://www.infocop.es/