Sexualidad y fibromialgia


De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sexualidad humana se define como “un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de toda la vida. Abarca el sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales” (OMS, 2006).

Por otra parte, la fibromialgia se caracteriza por un dolor muscular constante en todo el cuerpo, acompañado de fatiga crónica, cambio en el ciclo del sueño (más insomnio), problemas cognitivos (falta de concentración, etc.), depresión y ansiedad.

Una vez definidos ambos conceptos, vamos a establecer las causas y la relación que los une y a la vez los separa; es decir, vamos a ver la problemática existente entre tener fibromialgia y mantener una buena salud sexual.

Para que una persona pueda participar en un encuentro sexual, es importante que las dos dimensiones de la persona, la física y la psicológica, estén libres y dispuestas. Sin embargo, si la persona tiene en su cuerpo algún problema o dolor físico (dolor de cabeza, dolor en la pierna, malestar en el estómago, etc.), puede ser que no se sienta motivada a mantener relaciones sexuales, puesto que su prioridad es otra. De la misma manera, si tiene algún problema mental o un pensamiento recurrente, puede que no se pueda concentrar y tener dichas relaciones. Por lo tanto, es importante que la persona pueda estar preparada física y psicológicamente.

Cuando un miembro de la pareja está afectado de fibromialgia, la forma de relacionarse entre ellos y la forma de relacionarse con la sociedad puede cambiar. Es entonces cuando la persona afectada y su compañero o compañera pueden empezar a encontrarse con problemas sexuales que antes no tenían: problemas de disfunción eréctil, problemas de dolor (dispareunia), problemas de deseo bajo (deseo sexual hipo-activo) u otros problemas que pueden interferir en la dinámica de pareja. Así mismo, hay tantos tipos de fibromialgias como personas que la padecen; la sintomatología cambia mucho de una persona a otra y según épocas.

Considerando lo dicho anteriormente, existen tres puntos importantes que la persona adulta afectada por fibromialgia debería de considerar para poder mejorar su vida:

  1. El tratamiento: es importante que la persona siga un tratamiento para reducir los síntomas y molestias derivados de la enfermedad, y es también necesario para aumentar su autoestima.
  2. Comunicación con la pareja: es importante que la pareja de la persona con fibromialgia sepa escuchar, empatizar y que ambas puedan compartir inquietudes e intereses respecto a la sexualidad.
  3. Terapia de pareja: es importante tener una persona de confianza especialista en temas sexuales y de pareja, porque siempre van a poder contar con él o ella para futuras dudas, cuestiones, información, terapias puntuales, etc.

Hay que tener en cuenta que la sexualidad no es la misma, que cambia constantemente. Cuando las personas nos vamos haciendo mayores, puede ser que las relaciones sexuales se vuelvan más difíciles, por lo tanto, poder contar con un o una profesional sobre la sexualidad es importante.

Consejos para disfrutar de una buena sexualidad:

  • Da un lugar a la enfermedad en tu vida, pero que ella no sea el centro de tu vida.
  • Comparte el proceso de la enfermedad con el otro (miedos, inseguridades).
  • Comunícate constantemente. Utiliza espacios para hablar semanalmente con tu pareja, potenciando un ambiente para estar solos y hablar.
  • Haz que la pareja participe en tu manera de llevar la fibromialgia.
  • Busca un momento para la tranquilidad y la relajación, lee un libro, escucha música.
  • Practica ejercicio en la medida que puedas (caminar, natación, yoga, etc.).
  • Consulta con un o una profesional de la sexología, que sea una persona sanitaria más en tu vida. Es importante la rutina de ir al sexólogo, como lo es ir al médico o al dentista. Siempre habrá momentos de incertidumbre, y saber que tenemos un profesional cerca para poder consultarle puede ayudarnos a relajarnos un poco y trabajar estos aspectos.
  • Reeduca a tu pareja con la búsqueda de información sobre temas sexuales, que la sexualidad no sea un tema tabú en vuestras vidas.
  • Mentalízate del cambio de las relaciones sexuales a lo largo de la vida.
  • Prioriza la relación de pareja y las relaciones sexuales. Que sea algo importante en tu vida.

Respecto a tu persona:

  • Expresa tus necesidades.
  • Potencia la sensibilidad.
  • Escucha a tu propio cuerpo.
  • Dale lugar a las emociones, reconócelas y valídalas.
  • No estamos obligados u obligadas a llegar al final, el final lo pones tú.

Tanto si la persona tiene pareja como si no, para sus posibles aventuras sexuales tendrá también que hablar del tema y comunicarle a la nueva pareja lo que necesite para disfrutar de la relación sexual.

Y, ya finalizando, resumimos que la fibromialgia no es equivalente a no disfrutar del sexo. Existe un cambio real de la sexualidad y de las relaciones, pero con los apoyos necesarios se puede seguir funcionando y, sobre todo, disfrutando.

Maite Gargallo Alemany
Psicóloga Clínica, Sanitaria y Social. Especialista en Sexualidad y Discapacidades.
Benifaió (Valencia), septiembre de 2017
www.psicologiaiterapia.com

Fibromialgia y relaciones sexuales, ¿una pareja imposible? .


Este artículo ha sido redactad por nuestra amiga Noemĺ Lucas, Fisioterapeuta  colegiada n° 3503,  para https://fibromialgiamelilla.wordpress.com

no00¿Cómo afecta la fibromialgia al sexo? ¿Las personas diagnosticadas con FM pueden disfrutar de las relaciones de pareja? ¿La FM puede ser ese “tercero en discordia” que rompe parejas?

Todos sabemos que la fibromialgia afecta a las relaciones de pareja, pero ¿sabríamos explicar por qué? ¿Cuáles son las razones físicas y psicológicas que nos impiden llevar una vida sexualmente activa? Estas son algunas de las cuestiones a las que nos gustaría dar respuesta hoy aquí, en uno de los entornos web sobre fibromialgia más completos, serios y rigurosos que existen: el blog de Fibromialgia Melilla.

El dolor físico de la FM

Como bien sabes, el síntoma principal de la fibromialgia es, pura y simplemente, el dolor. De hecho, según los médicos es el bajo umbral del dolor la fuente del sufrimiento diario de las muchas mujeres y pocos hombres diagnosticados con FM.  

El dolor sería, así, el primer responsable de que se resienta nuestra vida amorosa, ¿por qué? Simplemente porque el roce, los tocamientos, los besos y los abrazos dejan de ser agradables para convertirse en dolorosos.

Hay personas a la que le gusta sufrir dolor en sus relaciones sexuales, pero no es habitual que una persona que vive con dolor día tras día, año tras año elija voluntariamente sufrir todavía más y aguantar que su pareja presione esos puntos gatillo “sabiamente” distribuidos por nuestro cuerpo y que hacen que las caricias se conviertan en bofetadas de dolor referido: la comisura de los labios, el cuello, los senos, el coxis, las nalgas, la pelvis…

El dolor psicológico de la FM

Hemos hablado del dolor desde el punto de vista físico, pero no tenemos que olvidar el lado emocional, el daño psicológico que implica sufrir dolor cada día de tu vida. El dolor mata y desgasta. Desgasta no sólo nuestra fortaleza física, sino también nuestras defensas emocionales, esas barreras que todos hemos ido construyendo a lo largo de la vida y que nos permiten afrontar los problemas cotidianos, las discusiones familiares o los desencuentros amorosos con una sonrisa.

Desde el punto de vista psicológico, la persona diagnosticada con FM es frágil, se siente sola y muy a menudo deprimida. Según comenta un artículo de este blog, dos de cada tres personas diagnosticadas con FM presentan síntomas de depresión. ¿Te das cuenta de la barbaridad de esta estadística? Hablamos de cientos de miles de personas, sobre todo de mujeres, que están metidas en un callejón sin salida, que ven cómo su cuerpo, su mente y sus relaciones familiares y de pareja se echan a perder por culpa del dolor y del resto de síntomas de la fibromialgia, unos síntomas que no paran de crecer y que van llenando poco a poco ese vaso de la paciencia hasta que, simplemente, se desborda.

¿Puede disfrutar de las relaciones sexuales una persona profundamente deprimida? Difícilmente.

La importancia del tratamiento de la FM

Las personas diagnosticadas con fibromialgia no tienen una vida sencilla ni desde el punto de vista físico, ni desde el punto de vista emocional, eso está claro y nadie va a negarlo. Pero lo que no podemos hacer es tirar la toalla, bajar los brazos y rendirnos.

La FM no tiene derecho a estropear nuestra vida y, además, nosotros no vamos a permitírselo. Hoy en día hay excelentes tratamientos, que recomendamos que visites en esta Guía para tratar la fibromialgia, que no van a curar la enfermedad – ya sabes que eso todavía no se puede-, pero sí que van a ayudarnos a minimizar los síntomas físicos, a aliviar los trastornos emocionales, a reconstruir esas emociones dañadas y a volver a disfrutar plenamente del sexo

La disfunción sexual en la mujer con Síndrome de Fatiga Crónica asociada a la Fatiga y a la Fibromialgia


no00La disfunción sexual en pacientes con síndrome de fatiga crónica (SFC) está atrayendo un interés cada vez por parte de los profesionales de la salud y de los investigadores, pero ha sido analizada por pocos estudios hasta la fecha.

Por esta razón, un equipo de investigadores españoles de la Unidad del Síndrome de Fatiga Crónica y Fibromialgia del Hospital Vall d´Hebron, en Barcelona, ha realizado un estudio para evaluar la disfunción sexual en 615las mujeres con síndrome de fatiga crónica y explorar las correlaciones con la fatiga y otros síntomas.

 

Entre los resultados de la investigación obtuvieron que la disfunción sexual fue mayor en las pacientes con síndrome de fatiga crónica que tenían:

  • Un mayor número de síntomas cognitivos, neurológicos, y neurovegetativos
  • Fibromialgia concomitante
  • Síndrome de Sjögren
  • Síndrome de dolor miofascial
  • Y una fatiga más intensa

 

¿Es la disfunción sexual un aspecto que afecta a vuestras relaciones de pareja?, ¿Véis disminuida la calidad de vida debido a este problema?, ¿lo habéis hablado con vuestros especialistas? Os animamos a que nos contéis vuestra experiencia, ya que ayudará a otras mujeres a sentirse identificadas. Si quieres participar y aún no formas parte del grupo ¡únete, es gratuito y anónimo!

Impacto de la fatiga y la fibromialgia en la disfunción sexual entre mujeres con síndrome de fatiga crónica

¿Son las relaciones sexuales un aspecto que se ve afectado por vuestra enfermedad? ¿Lo habéis tratado con vuestra pareja y con vuestros médicos? ¿Creéis que podéis mejorar esta disfunción sexual?

La disfunción sexual en pacientes con síndrome de fatiga crónica está cada vez atrayendo mayor interés por la comunidad médica y científica, pero hasta la fecha ha sido analizada por pocos estudios. El objetivo de un estudio publicado en PubMed ha sido evaluar la disfunción sexual en las mujeres con síndrome de fatiga crónica y explorar las correlaciones con la fatiga y otros síntomas.

 El estudio se realizó sobre 615 pacientes y encontró que la disfunción sexual fue más alta entre aquellos con síndrome de fatiga crónica que tenían un mayor número de síntomas cognitivos, neurológicos y neurovegetativos, fibromialgia concomitante, síndrome de Sjögren o síndrome de dolor miofascial, y más fatiga intensa.

 

http://redpacientes.com/

FIBROMIALGIA, SEXUALIDAD Y PAREJA


seso
El enfermo de fibromialgia tiene que enfrentarse, día a día, a diferentes dificultades que le impiden llevar una buena calidad de vida.

Entre otras muchas, las relaciones sexuales y de pareja toman un papel relevante, ya que si la vida en pareja es cordial y satisfactoria, se potenciará el apoyo que se obtiene del compañero o la compañera, del marido o la mujer, para un mayor y mejor desarrollo de la vida del enfermo de fibromialgia.

Partiendo de la premisa de que el enfermo de fibromialgia es único, es especial, respecto al desarrollo de su enfermedad y, dado que aún no han quedado definidas las causas que provocan la aparición de la misma, el diseño de la evaluación y asesoramiento psicológico va dirigido a cada paciente, teniendo en cuenta su entorno social cultural y familiar. No obstante, puede resultar de utilidad presentar algunas cuestiones generales sobre la sexualidad y la pareja que puedan ayudar a entender, globalmente, qué es lo que sucede cuando la fibromialgia afecta a la sexualidad y la convivencia en pareja y qué alternativas se pueden plantear para minimizar los efectos negativos y potenciar todo aquello que el enfermo puede ofrecer y recibir de su pareja.

En el caso de las personas que no tienen pareja estable, las dificultades para mantener relaciones sexuales satisfactorias pueden incidir negativamente en el momento que deciden relacionarse íntimamente con otras personas. Consecuentemente, empeoran las condiciones para conseguir mantener relaciones de pareja estables y duraderas.

En el ámbito del asesoramiento sexológico, la inapetencia sexual y la disfunción orgásmica son los temas más recurrentes. Estas dificultades suelen aparecer por diferentes causas, entre ellas figuran las siguientes:

Causas médicas (enfermedad crónica, dolor, edad avanzada, desequilibrio hormonal, efectos secundarios de los fármacos…)

Causas emocionales (depresión, ansiedad, estrés, problemas de pareja…)

El malestar general que se deriva de la fibromialgia puede contribuir a la inhibición del deseo sexual.

Causas debidas al aprendizaje (inhibición sociocultural, tópicos culturales y sociales o falta de información respecto a la actividad sexual)

Dificultad de concentración en las sensaciones sexuales.

Incapacidad para relajarse ante la relación sexual.

Excesivo control de la excitación sexual.

Miedo al fracaso durante la relación sexual

Los diferentes problemas en las relaciones sexuales pueden favorecer la aparición de emociones negativas, tales como desilusión, frustración, tristeza… A su vez, estas emociones negativas favorecerán el surgimiento de conflictos y recriminaciones entorno a la relación y no solo por lo que se refiere a la sexualidad, sino, más extensamente, a la relación de pareja. Como consecuencia de dichas tensiones y disputas, no solo el enfermo, sino también su compañero/a se sienten insatisfechos.

¿Qué puede ocurrir cuando la falta de satisfacción en la actividad sexual y de pareja se manifiesta?

La respuesta la encontramos en la falta de placer, de disfrute de la actividad sexual, lo que provoca que, poco a poco, nos distanciemos y dediquemos menos tiempo a una práctica que, inicialmente, se espera que sea gratificante, satisfactoria.

El malestar general que se deriva de la fibromialgia puede contribuir a la inhibición del deseo sexual. La persona se encuentra ante una situación de dolor crónico, a la que se añade la falta de soluciones efectivas a su malestar y, en algunas ocasiones, el tener que enfrentase a la incomprensión por parte de las personas de su entorno inmediato, incluyendo a su pareja.

Otra de las dificultades asociadas a la actividad sexual es el vaginismo. Esta disfunción suele producirse por el miedo al dolor que puede producir la penetración (dispaurenia). Se genera una contractura del tercio anterior de la vagina que impide la penetración. Esta contractura también puede relacionarse con el dolor propio de la fibromialgia.

Si durante alguna de las experiencias sexuales se ha padecido, dolor, éste puede quedar condicionado. Es decir, el dolor que ha sufrido la persona durante la relación sexual lleva a que, ante una nueva relación, el propio cuerpo reaccione contrayendo la musculatura para impedir la penetración (el cuerpo mantiene en la memoria que en otra ocasión fue dolorosa, es como un medio de defensa).

Este proceso impide el disfrute de la actividad coital. Esta descripción,que está más centrada en la mujer, también puede ser válida para el hombre. Es decir, puede aparecer dolor en el pene durante la actividad coital y se relacionará con los mismos aspectos ya descritos para el caso de la mujer.

Otra disfunción que pueden padecer las personas con fibromialgia es la dificultad de concentración en las sensaciones sexuales y la incapacidad para relajarse ante la relación sexual. Las causas médicas (enfermedad crónica, dolor, efecto de los fármacos…) y las causas emocionales (depresión, estrés, problemas de pareja) son los principales motivos de aparición de la inapetencia sexual.

Con lo descrito hasta ahora, podemos inferir que el enfermo de fibromialgia se halla ante un nivel de tensión, más o menos elevado, cuando afronta la actividad sexual, y esta tensión influirá en la respuesta de acercamiento íntimo.

Los estudios sobre sexualidad humana revelan que existen dos fuentes principales por las que la persona puede sentir tensión.

La primera es aquella que se deriva del estrés que se va acumulando a lo largo del día. Esta condición se acentúa en personas que tienden a ser perfeccionistas o que viven en situaciones realmente exigentes, o aquellas que viven en un estado de tensión crónica. En esta descripción se puede ubicar un número importante de personas que padecen fibromialgia, sobre todo, aquellas que se ven obligadas a retomar la actividad laboral o familiar normal, por lo que se les añade un grado de exigencia que no siempre resulta abordable.

La segunda fuente de tensión que puede interferir en la actividad sexual es la tensión, la preocupación, la angustia anticipatoria ante la práctica sexual. Elementos como la tensión creada por las expectativas, los miedos, las aspiraciones, son proyectados como preocupaciones, y éstas se dejan notar en las relaciones de pareja.

Por lo que se refiere a la condición médica asociada a la fibromialgia, cabe esperar que los fármacos administrados ayuden a reducir óptimamente el dolor y el malestar físico. A partir de esta mejoría, desde la psicología se propone actuar sobre los aspectos emocionales y el trabajo sobre el control del dolor mediante actuaciones terapéuticas específicas, y especialmente enfocadas a la potenciación de la sensualidad.

Las causas médicas y las causas emocionales son los principales motivos de aparición de la inapetencia sexual.

Todas las posibles dificultades sexuales, algunas de ellas relacionadas con la sintomatología propia de la fibromialgia y otras no relacionadas directamente, derivan en un empeoramiento de la comunicación de la pareja. Consecuentemente es habitual observar importantes entre los miembros de la pareja. Es entonces cuando se evidencia una disminución de los aspectos afectivos.

Los miembros de la pareja ya no se dicen lo mucho que se quieren, que se gustan, lo bien que les parece estar al lado del otro…Pero no sólo se pierde la comunicación verbal, sino también la comunicación emocional. Este hecho lleva a un distanciamiento de la persona con la que convivimos diariamente.

Dadas las características propias de la fibromialgia (dolor crónico, fatiga, irritabilidad, malhumor, etc.) el enfermo ya no busca apoyo y deja de expresar a su pareja las dificultades que experimenta alo largo del día. Incluso, se Ilega a descarga el malestar que se sufre sobre la pareja. Es entonces cuando se entra en un círculo de recriminaciones, malhumor y discusiones del cual, sin ayuda, es difícil salir.

Ocupan un lugar importante, en toda la descripción que se presenta.

Las cogniciones, es decir, los pensamientos y preocupaciones del enfermo. Se observa como aparecen cogniciones contradictorias que se basan en la idea de que, a pesar de que se considera urgente atender a nuestra pareja y hacerlo, además, de forma satisfactoria, aparece una expectativa negativa, ya que ante este primer pensamiento existe la certidumbre de que no habrá éxito en el siguiente encuentro sexual y, secundariamente, que cualquier intento de relación sexual queda vinculado al fracaso.

Desde la intervención psicológica promovemos un cambio en la percepción y cognición de las posibilidades de la persona dentro de la pareja.

Es posible pensar que es un hecho terrible el padecer esta enfermedad, no obstante, teniendo medios adecuados para hacerle frente, podemos obtener un nivel de vida satisfactorio. Hemos de posibilitar una buena adaptación y podremos lograr una calidad de vida mucho más positiva.

La prioridad es saber cómo nos sentimos y hasta dónde queremos o podemos llegar.

¿Cuándo y cómo tener relaciones sexuales? La manera más satisfactoria es escuchando nuestro propio cuerpo. Si atendemos a las sensaciones de nuestro cuerpo, por ejemplo, si estamos cansados, si hoy la percepción de dolor es menor, si en definitiva nos sentimos en disposición de disfrutar de un momento con la pareja. Si es así, es el momento adecuado. De esta manera nos aseguramos el sentir que la experiencia será agradable. Si forzamos la situación difícilmente nos sentiremos bien, incluso notaremos que resulta desagradable y la próxima vez no nos encontraremos en disposición de tener una relación sexual. Esto implica que hemos de aprender a decir no a la pareja cuando no nos apetece. Pero también quiere decir, que si nuestra pareja nos propone tener una relación sexual, demos la oportunidad de sentir, escuchar nuestro cuerpo y probar a iniciar la relación sexual. No estamos obligados a llegar hasta el final del acto sexual, cabe la posibilidad que, a medio camino, veamos que no estamos del todo dispuestos. Este es el momento de parar y emplazarnos, como pareja, para otro momento.

Aprender de un nuevo estilo en las relaciones sexuales donde la prioridad es saber cómo nos sentimos y hasta dónde queremos o podemos llegar. Fibromialgia no es equivalente a no poder tener relaciones sexuales, al contrario, incluso es saludable, mantener una regularidad, pero modificando aquellos aspectos que pueden entorpecer, no solo la relación sexual. Sino también la relación de pareja.

Volver a disfrutar de aquellas cosas que nos hacían sentir bien en un tiempo pasado para ello nos podemos plantear algunas cuestiones, tales como nuestras relaciones sexuales, de pareja, fueron en el pasado agradables, satisfactorias, las deseábamos?, ¿cuáles han sido los cambios que se han producido? y de estos cambios ¿hay alguna cosa que podamos recuperar? , cuáles son las limitaciones actuales?, ¿qué se nos ocurre para superar estas limitaciones?, ¿qué alternativas podemos proponer?, ¿es necesaria la ayuda, el asesoramiento de un profesional de la salud?

Los ejercicios que se proponen en la terapia sexual se conforman como un recurso que ayude a relajarse y disfrutar de la experiencia sensual que genera la relación sexual. El objetivo no es buscar resultados concretos. Se intenta mitigar la preocupación que la persona siente ante la práctica sexual, cambiando la actitud de forma que la sexualidad sea más divertida, que podamos disfrutar practicando sexo con nuestra pareja. Todo ello sin marcarnos objetivos concretos, es decir, que podamos abandonar, continuar o retomar esta actividad, ahora lúdica, en el momento que nos apetezca.

Como ya se ha comentado, la principal queja respecto a la inapetencia sexual es que se ha modificado una condición que antes favorecía unas relaciones sexuales óptimas. Para dar solución a esta condición, lo que intentaremos es recuperar, reactivar el interés perdido, para enriquecer de nuevo la experiencia sexual.

Otra estrategia terapéutica es la evaluación de las posibles causas del alejamiento afectivo y comunicativo de la pareja, para pasar, en un segundo nivel, a mejorar los niveles de comunicación verbal, aprender a resolver los nuevos problemas y retos que se le plantean a la pareja. Todo ello de la manera más efectiva y aportando alternativas de solución que sean aceptables para ambos miembros de la pareja, potenciando la colaboración entre los dos en la resolución de conflictos y dificultades de la vida en pareja. Finalmente, potenciar la expresión de sentimientos y emociones positivas hacia nuestra pareja.

Oscar Asorey Martínez (Psicólogo clínico)

http://marianagm1977.wordpress.com/

La fibromialgia afecta a la vida de pareja


amorLa fibromialgia es desde el inicio un dolor crónico que se extiende por todo el cuerpo. Sus síntomas, en general, dificultan la vida del paciente, pero también la de su pareja, como han dado a conocer los investigadores de la Universidad de Missouri.L

Fibromialgia: ¿qué consecuencias conlleva en la vida de pareja?

Sigue habiendo controversias respecto a la fibromialgia, no siempre hay un consenso en lo que respecta al origen o al tratamiento de esta enfermedad. Y así, los pacientes suelen ir probando diversos tratamientos. ¿Cómo puede afectar el diagnóstico de fibromialgia a la vida de pareja? Como parte de un estudio, los investigadores de la facultad de Ciencias Humanas del Medio Ambiente estudiaron el impacto que tiene la fibromialgia o un dolor crónico generalizado en el paciente y su pareja. Cada uno de los participantes debía informar a diario de sus interacciones conyugales y sus sentimientos personales.

A la luz de estos datos, el equipo de Christine Proulx, principal autora del estudio, ha evaluado las asociaciones existentes entre la calidad de la vida en pareja, el sustento social y el bienestar general de los cónyuges. “Las investigaciones preliminares sugieren que la fibromialgia puede cambiar radicalmente la vida personal del paciente, pero también la de su pareja”, declara Christine Proulx. “Parece que existe una estrecha relación entre la fibromialgia y los sentimientos de depresión y cansancio, que pueden resultar nefastos para las personas a las que se lo diagnostican y para sus parejas. El impacto psicológico de la enfermedad realmente puede perjudicar la calidad de la vida en pareja”.

Un impacto psicológico importante en el paciente… y en su pareja

más deprimidas que sus parejas. El cónyuge diagnosticado presenta unos niveles más elevados de inestabilidad conyugal y más problemas de pareja, lo que indica que son más susceptibles de divorciarse que sus parejas. Los cónyuges con buena salud han declarado que resulta muy duro ver cómo sufre su pareja y no poder hacer nada. Para la pareja en su conjunto, los síntomas pueden desencadenar la aparición de un rechazo emocional y un cierto cansancio mental.

“La enfermedad pone en apuros a los dos cónyuges”, ha declarado M. Proulx. “Los cónyuges deben conseguir ser partícipes de la enfermedad, lo cual puede comportar hostilidad o rechazo por parte de la pareja, y la dificultad de estar enfermo o de cuidar a una pareja que lo está. Estos factores pueden crear un círculo vicioso muy nocivo si no se superan”.

L. Blanchot

Fuente: Los resultados del estudio piloto “La fibromialgia, el dolor crónico y el matrimonio” fueron presentados en noviembre de 2009 en el Consejo Nacional de Relaciones Familiares de la Conferencia de Prensa de la Facultad de Ciencias Humanas del Medio Ambiente de la Universidad de Missouri.

http://salud.doctissimo.es

Salud en pareja: Fibromialgia y sexualidad 

Poco se conoce sobre la fibromialgia, pero cada vez son más las personas que la padecen, la mayoría mujeres. Debido a que se trata de una enfermedad crónica para la cual aún no existe cura, muchos aspectos de la vida cotidiana se ven afectados, entre ellos la relación con la familia, la pareja y los amigos.

Actividades “normales” se ven truncadas por el dolor que impide a los pacientes realizarlas plenamente. Uno de los aspectos más resentidos en este sentido es el sexual.

Sin embargo, según estudios recientes la fibromialgia no es equivalente a no poder tener relaciones sexuales, al contrario, incluso es saludable mantener una regularidad, modificando aquellos aspectos que pueden entorpecer no sólo la relación sexual sino también la de pareja.

Este padecimiento tiene como principal síntoma el dolor músculo esquelético generalizado, el cual deriva en inactividad física.

¿Detención de la vida sexual y afectiva?

Cualquier enfermedad crónica puede provocar un distanciamiento entre una pareja debido principalmente al deterioro de la calidad de vida, sin embargo, el aspecto afectivo es uno de los detonantes de que dicha calidad se mantenga.

El dolor y la fatiga son los síntomas que interfieren de forma más notable en la vida sexual del afectado por fibromialgia. A menudo los pacientes describen que el cansancio hace que sea muy difícil emprender una relación y el dolor físico que se presenta ante el contacto de la pareja, puede convertir un acto placentero en todo lo contrario.

En el plano emocional, la ansiedad, la depresión e incluso los problemas de pareja que emergen a raíz de la enfermedad, son más que suficientes para dificultar el disfrute de la vida sexual.
A nivel cognitivo, pueden aparecer dificultades a la hora de concentrarse en las sensaciones placenteras y/o pensamientos negativos del tipo como “No voy a poder sentir nada”, “Esto va a salir mal”, “Mi pareja se enfadará”.
Los factores físicos, emocionales y cognitivos descritos derivan en muchos casos en diferentes problemas sexuales: dificultades para alcanzar el orgasmo, vaginismo, dispareunia o dolor en el coito, bajo o nulo deseo sexual y fobia al sexo.

El entorno afectivo es muy importante para superar los trastornos porque si no existe apoyo por parte de la pareja, el paciente se enfrenta a una situación aún más desgastante.

Entre los padecimientos físicos, el vaginismo, por ejemplo, suele producirse por miedo al dolor que puede producir la penetración (dispaurenia), lo cual genera una contractura del tercio anterior de la vagina que impide se consume el acto. El dolor experimentado puede quedarse “grabado” en el cuerpo de tal forma que cuando se intenta otro encuentro íntimo, el propio cuerpo reacciona contrayendo la musuculatura para impedir la penetración (el cuerpo mantiene en la memoria la ocasión dolorosa y la obstruye como defensa).

Esta descripción, que está más centrada en la mujer, también puede ser válida para el hombre. Es decir, puede aparecer dolor en el pene durante la actividad coital y se relacionará con los mismos aspectos ya descritos para el caso de la mujer. (Con información de Oscar Asorey Martínez/psicólogo clínico)

No renuncie, trabaje

» Comprender las posibles interferencias y aprender la mejor manera de resolverlas es la posibilidad para cualquier persona de disfrutar de una vida sexual plenamente satisfactoria.

» El primer paso para lograrlo es entender el sexo como un lenguaje afectivo con la pareja y no como un lujo para cuando uno se siente en plenas facultades físicas.

» Acudir a talleres de sexualidad, buscar información profesional y acudir con un especialista en sexología son algunos apoyos importantes en los momentos en los que siente que la enfermedad está ganando la partida.

» es indispensable hablar con su médico explicándole claramente la situación que vive con su pareja y que su deseo de recobrar el disfrute de la intimidad está latente.

» Lo más importante es bajar el nivel de tensión con el que vive el enfermo de fibromialgia.

» la psicología puede actuar sobre los aspectos emocionales y el control del dolor mediante sesiones terapéuticas específicas

http://www.fibroamigosunidos.com

La fibromialgia afecta a la vida de pareja


parejasDolores articulares, cansancio, trastornos del sueño… Está comprobado que es muy difícil vivir con fibromialgia para los que la padecen, pero también lo es para sus cónyuges. Un estudio americano evalúa el impacto real que tiene en la vida de pareja.

La fibromialgia es desde el inicio un dolor crónico que se extiende por todo el cuerpo. Sus síntomas, en general, dificultan la vida del paciente, pero también la de su pareja, como han dado a conocer los investigadores de la Universidad de Missouri.

Fibromialgia: ¿qué consecuencias conlleva en la vida de pareja?

Sigue habiendo controversias respecto a la fibromialgia, no siempre hay un consenso en lo que respecta al origen o al tratamiento de esta enfermedad. Y así, los pacientes suelen ir probando diversos tratamientos. ¿Cómo puede afectar el diagnóstico de fibromialgia a la vida de pareja? Como parte de un estudio, los investigadores de la facultad de Ciencias Humanas del Medio Ambiente estudiaron el impacto que tiene la fibromialgia o un dolor crónico generalizado en el paciente y su pareja. Cada uno de los participantes debía informar a diario de sus interacciones conyugales y sus sentimientos personales.

A la luz de estos datos, el equipo de Christine Proulx, principal autora del estudio, ha evaluado las asociaciones existentes entre la calidad de la vida en pareja, el sustento social y el bienestar general de los cónyuges. “Las investigaciones preliminares sugieren que la fibromialgia puede cambiar radicalmente la vida personal del paciente, pero también la de su pareja”, declara Christine Proulx. “Parece que existe una estrecha relación entre la fibromialgia y los sentimientos de depresión y cansancio, que pueden resultar nefastos para las personas a las que se lo diagnostican y para sus parejas. El impacto psicológico de la enfermedad realmente puede perjudicar la calidad de la vida en pareja”.

Un impacto psicológico importante en el paciente… y en su pareja

 El cónyuge diagnosticado presenta unos niveles más elevados de inestabilidad conyugal y más problemas de pareja, lo que indica que son más susceptibles de divorciarse que sus parejas. Los cónyuges con buena salud han declarado que resulta muy duro ver cómo sufre su pareja y no poder hacer nada. Para la pareja en su conjunto, los síntomas pueden desencadenar la aparición de un rechazo emocional y un cierto cansancio mental.

“La enfermedad pone en apuros a los dos cónyuges”, ha declarado M. Proulx. “Los cónyuges deben conseguir ser partícipes de la enfermedad, lo cual puede comportar hostilidad o rechazo por parte de la pareja, y la dificultad de estar enfermo o de cuidar a una pareja que lo está. Estos factores pueden crear un círculo vicioso muy nocivo si no se superan”.

Enfermedad y Estres

Los investigadores trabajaron durante varias semanas con matrimonios en los que uno de los miembros de la pareja sufría de fibromialgia. Todos los días ambas personas registraron por escrito cómo interactuaban con su marido o mujer, y cómo se sentían frente a lo que estaba pasando.

Proulx encontró que las personas con fibromialgia tenían un riesgo tres veces mayor de deprimirse que sus parejas. A su vez, percibían mayor inestabilidad en su relación e índices más altos de enojo marital. Por lo tanto, los pacientes enfermos podrían tener más posibilidades de considerar un divorcio que sus parejas. Los miembros sanos de la relación comentaron que les resultaba muy difícil ver como su compañero o compañera sufría.

«La fibromialgia es muy difícil para ambos miembros del matrimonio porque sus vidas cambian dramáticamente. Parece que hay un vínculo fuerte entre esta patología y los sentimientos de depresión y de fatiga, que pueden ser muy debilitantes tanto para quien sufre la enfermedad como para el matrimonio en sí», concluyó Proulx.

L. Blanchot

Fuente: Los resultados del estudio piloto “La fibromialgia, el dolor crónico y el matrimonio” fueron presentados  en el Consejo Nacional de Relaciones Familiares de la Conferencia de Prensa de la Facultad de Ciencias Humanas del Medio Ambiente de la Universidad de Missouri.

http://salud.doctissimo.es ; http://lacomunidad.elpais.com

LA SEXUALIDAD EN LA FIBROMIALGIA (y II): MATERIAL DE APOYO


Conseguir una adecuada satisfacción en las relaciones sexuales es un objetivo en la salud y el equilibrio global de cualquier persona adulta. En los pacientes de fibromialgia algunos aspectos del propio trastorno (como el dolor, la fatiga, etc.) o de su tratamiento (los efectos secundarios de algunos fármacos), pueden dificultar el mantenimiento de relaciones sexuales satisfactorias, e incluso a veces, impedir su realización.
Ya hemos descrito algunos de los síntomas más notables en los pacientes de fibromialgia, por lo que no es difícil entender la interferencia que estos pueden llegar a sufrir en sus vidas. Un aspecto más de este deterioro en la calidad de vida puede producirse por las dificultades para disfrutar de las relaciones sexuales, tanto en los casos en los que se cuenta con pareja estable como en el sexo ocasional.
En cuanto a los factores físicos, el dolor y la fatiga son los síntomas que interfieren de forma más notable en la vida sexual del afectado por fibromialgia, a menudo los pacientes describen ese cansancio que hace que sea muy difícil emprender una relación, o el dolor físico ante el contacto de la pareja que puede convertir un acto placentero en todo lo contrario.
En el aspecto emocional, la ansiedad, depresión e incluso los problemas de pareja que emergen a raíz de la enfermedad son más que suficientes para dificultar el disfrute de la vida sexual.
A nivel cognitivo, pueden aparecer dificultades a la hora de concentrarse en las sensaciones placenteras y/o pensamientos negativos del tipo “No voy a poder sentir nada”, “Esto va a salir mal”, “Mi pareja se enfadará”.
Los factores físicos, emocionales y cognitivos descritos derivan en muchos casos en diferentes problemas sexuales:
· Causas médicas (dolor, efectos secundarios de los fármacos…),
· Causas emocionales (depresión, ansiedad, estrés, problemas de pareja…),
· El malestar general que se deriva de la fibromialgia puede contribuir a la inhibición del deseo sexual,
· Causas debidas al aprendizaje (inhibición sociocultural, tópicos culturales y sociales o falta de información respecto a la actividad sexual),
· Dificultad de concentración en las sensaciones sexuales,
· Incapacidad para relajarse ante la relación sexual,
· Excesivo control de la excitación sexual,
· Miedo al fracaso durante la relación sexual,
· Dificultades para alcanzar el orgasmo,
· Vaginismo,
· Dispareunia o dolor en el coito,
· Bajo o nulo deseo sexual,
· Fobia al sexo.
Los diferentes problemas en las relaciones sexuales pueden favorecer la aparición de emociones negativas, tales como desilusión, frustración, tristeza. A su vez, estas emociones negativas favorecerán el surgimiento de conflictos y recriminaciones entorno a la relación y no solo por lo que se refiere a la sexualidad, sino, más extensamente, a la relación de pareja. Como consecuencia de dichas tensiones y disputas, no solo el enfermo, sino también su compañero/a se sienten insatisfechos.
La primera de estas medidas es la mejora de la comunicación con nuestra pareja: la mejor forma de conseguir que nuestra pareja haga aquello que nos gusta o no haga aquello que nos duele o molesta es pedírselo; pero teniendo en cuenta que, para mantener su deseo y un clima adecuado, deberemos pedirlo con cariño y amabilidad. Más de la mitad de las personas opina que sus maridos tienen una gran paciencia y que no ha alterado substancialmente la relación afectiva aunque sí, lógicamente, la sexual. En los primeros años, el impacto de la enfermedad sobre la función sexual ha podido producir incomprensión y dificultades pero con el tiempo, la mayoría de los maridos han mostrado un soporte importante y las pacientes sienten que la relación conyugal es bastante satisfactoria.
En el caso de las personas que no tienen pareja estable, las dificultades para mantener relaciones sexuales satisfactorias pueden incidir negativamente en el momento que deciden relacionarse íntimamente con otras personas. Consecuentemente, empeoran las condiciones para conseguir mantener relaciones de pareja estables y duraderas.
Otra de las dificultades asociadas a la actividad sexual es el vaginismo. Esta disfunción suele producirse por el miedo al dolor que puede producir la penetración (dispaurenia). Se genera una contractura del tercio anterior de la vagina que impide la penetración. Esta contractura también puede relacionarse con el dolor propio de la fibromialgia. Si durante alguna de las experiencias sexuales se ha padecido dolor, éste puede quedar condicionado. Es decir, el dolor que ha sufrido la persona durante la relación sexual lleva a que, ante una nueva relación, el propio cuerpo reaccione contrayendo la musculatura para impedir la penetración (el cuerpo mantiene en la memoria que en otra ocasión fue dolorosa, es como un medio de defensa). Esta descripción, que está más centrada en la mujer, también puede ser válida para el hombre. Es decir, puede aparecer dolor en el pene durante la actividad coital y se relacionará con los mismos aspectos ya descritos para el caso de la mujer.
Cada persona es diferente y cada fibromialgia también por lo que la manera de resolver las dificultades sexuales pueden ser muy diferentes, sin embargo lo común es la importancia que tiene la sexualidad dentro de la vida de las personas y el potencial positivo y negativo que puede tener en la calidad de vida. Tener fibromialgia no tiene porqué significar una renuncia a la sexualidad, comprendiendo las posibles interferencias y aprendiendo la mejor manera de resolverlas cualquier persona puede disfrutar de una vida sexual plenamente satisfactoria.
El primer paso para lograrlo es entender el sexo como un lenguaje afectivo con la pareja, y no como un lujo para cuando uno se siente en plenas facultades físicas. La sexualidad, es una necesidad básica de la persona y una parte fundamental en la pareja.
Acudir a talleres de sexualidad, buscar información profesional y el acudir a un especialista en sexología son algunos apoyos importantes en los momentos en los que sentimos que la enfermedad está ganando la partida.
Muchas de las posturas clásicas para el mantenimiento de las relaciones sexuales suponen un gran esfuerzo para las personas con fibromialgia. Una estrategia útil en estos casos es utilizar posturas pasivas que produzcan menos fatiga, y movimientos más suaves que resulten agradables, no dolorosos. No existen posturas prohibidas, sino que cada pareja debe estudiarse y decidir en cada caso cual es la que más les beneficia.
Cabe destacar que en los grupos de pacientes o en reuniones con otras personas de la asociación de fibromialgia, ocasionalmente sale este tema y se sienten muy aligeradas en cuanto lo comienzan a comentar, porque descubren que es muy frecuente.
También se deduce que este problema no se consulta con los profesionales sanitarios por falta de confianza en la interrelación médico-paciente.
¿CUÁNDO Y CÓMO TENER RELACIONES SEXUALES?
La manera más satisfactoria es escuchando nuestro propio cuerpo. Si atendemos a las sensaciones de nuestro cuerpo, por ejemplo, si estamos cansados, si hoy la percepción de dolor es menor, si en definitiva nos sentimos en disposición de disfrutar de un momento con la pareja. Si es así, es el momento adecuado. De esta manera nos aseguramos el sentir que la experiencia será agradable.
Si forzamos la situación difícilmente nos sentiremos bien, incluso notaremos que resulta desagradable y la próxima vez no nos encontraremos en disposición de tener una relación sexual. Esto implica, que hemos de aprender a decir no a la pareja cuando no nos apetece. Pero también quiere decir, que si nuestra pareja nos propone tener una relación sexual, demos la oportunidad de sentir, escuchar nuestro cuerpo y probar a iniciar la relación sexual. No estamos obligados a llegar hasta el final del acto sexual, cabe la posibilidad que, a medio camino, veamos que no estamos del todo dispuestos. Este es el momento de parar y emplazarnos como pareja, para otro momento.
Aprender de un nuevo estilo en las relaciones sexuales, donde la prioridad es saber cómo nos sentimos y hasta dónde queremos o podemos llegar. Fibromialgia no es equivalente a no poder tener relaciones sexuales, al contrario, incluso es saludable mantener una regularidad, pero modificando aquellos aspectos que pueden entorpecer no solo la relación sexual, sino también la relación de pareja.
Volver a disfrutar de aquellas cosas que nos hacían sentir bien en un tiempo pasado, para ello nos podemos plantear algunas cuestiones tales como ¿nuestras relaciones sexuales, de pareja, fueron en el pasado agradables, satisfactorias, las deseábamos?, ¿cuáles han sido los cambios que se han producido? y de estos cambios ¿hay alguna cosa que podamos recuperar?, ¿Cuáles son las limitaciones actuales?, ¿qué se nos ocurre para superar estas limitaciones?, ¿qué alternativas podemos proponer?, ¿es necesaria la ayuda, el asesoramiento de un profesional de la salud?
Los ejercicios que se proponen en la terapia sexual se conforman como un recurso que ayude a relajarse y disfrutar de la experiencia sensual que genera la relación sexual. El objetivo no es buscar resultados concretos. Se intenta mitigar la preocupación que la persona siente ante la práctica sexual, cambiando la actitud de forma que la sexualidad sea más divertida, que podamos disfrutar practicando sexo con nuestra pareja. Todo ello sin marcarnos objetivos concretos, es decir, que podamos abandonar, continuar o retomar esta actividad ahora lúdica, en el momento que nos apetezca.
Como ya se ha comentado, la principal queja respecto a la inapetencia sexual es que se ha modificado una condición que antes favorecía unas relaciones sexuales óptimas. Para dar solución a esta condición, lo que intentaremos es recuperar reactivar el interés perdido, para enriquecer de nuevo la experiencia sexual.
Otra estrategia terapéutica es la evaluación de las posibles causas del alejamiento afectivo y comunicativo de la pareja, para pasar en un segundo nivel a mejorar los niveles de comunicación verbal, aprender a resolver los nuevos problemas y retos que se le plantean a la pareja. Todo ello, de la manera más efectiva y aportando alternativas de solución que sean aceptables para ambos miembros de la pareja, potenciando la colaboración entre los dos en la resolución de conflictos y dificultades de la vida en pareja. Finalmente, potenciar la expresión de sentimientos y emociones positivas hacia nuestra pareja.
FUENTE: Oscar Asorey Martínez (Psicólogo clínico); Equipo Discasex. Instituto Espill Sexólogos Valencia y Psicólogos Valenciahttp://www.discasex.es/fibromialgia-y-salud-sexual/; Vivir con Fibromialgia Guía de Afibrom; http://fibromialgiayvidaplena.blogspot.com/

LA SEXUALIDAD EN LA FIBROMIALGIA (I)


Cuando realizamos este trabajo, los estudios sobre la problemática sexual en pacientes con fibromialgia eran prácticamente inexistentes en España y muy escasos a nivel internacional. Sin embargo, nuestra experiencia en la consulta era que existían importantes dificultades en este tema, aunque los pacientes no lo comentaban a los profesionales sanitarios por diferentes causas. (…) Queríamos saber con qué frecuencia aparecían los problemas sexuales en los pacientes con fibromialgia, en qué consistían exactamente, a qué personas les pasaba, qué impacto tenía este tema en la vida del paciente y en su relación de pareja y, finalmente, si estas cuestiones se comentaban o no a los médicos y por qué. Por ello, seleccionamos una muestra de 25 mujeres diagnosticadas de fibromialgia y atendidas en nuestra consulta de fibromialgia del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. (…).
Los resultados que obtuvimos de las entrevistas individuales y de las sesiones de grupo realizadas fueron las siguientes:
1. Las relaciones sexuales son escasas e insatisfactorias: Más del 90% de los pacientes definió así sus relaciones sexuales. Respecto a su frecuencia cuantitativa, la media se encontraba en 1 vez cada dos meses, siendo excepcional el número de pacientes que presentaba una frecuencia superior a 1 coito al mes. Todos ellos confirmaban que la enfermedad había modificado de forma importante sus hábitos sexuales y, aunque la mayoría de ellas se definían como “no muy activas sexualmente” antes de sufrir la enfermedad, consideraban que habían disminuido la frecuencia de las relaciones a menos de un tercio de la actividad sexual previa.
Respecto a las causas que pueden influir en este proceso, los pacientes destacan tres:
a) El dolor muscular / articular: La mayoría de ellas describían las dificultades que les produce el dolor, principalmente articular, pero también muscular. Afirmaban la limitación para encontrar la postura adecuada, la necesidad de utilizar múltiples cojines o accesorios que minimicen las molestias durante el coito, y de cómo tenían que acortar su duración y el juego sexual previo forzando el clímax en el menor tiempo posible antes de que apareciera el dolor.
b) También aseguraban que uno de sus pensamientos principales durante el coito es el dolor que van a tener que afrontar durante los días posteriores como consecuencia de los esfuerzos extraordinarios realizados durante el acto sexual, y cómo estos pensamientos los desmotivan a la hora de realizar el acto y disminuían la libido.
c) El dolor ginecológico: En nuestra muestra, al menos un tercio de las pacientes, describía como una causa importante del deterioro de las relaciones sexuales, problemas ginecológicos tipo déficit en la lubricación.
2. Este problema no se habla con los médicos: El 80% de los pacientes confirmaban que nunca habían hablado sobre este tema con ninguno de sus médicos. Las razones que alegan para no hablar son:
a) Porque el médico no lo pregunta
b) Porque no es importante (dicen que ya se han acostumbrado) o porque piensan que no tiene solución. Cabe destacar que en los grupos de pacientes o en reuniones con otras personas de la asociación de fibromialgia, ocasionalmente sale este tema y se sienten aliviadas al poder comentarlo, porque descubren que es muy frecuente.
3. Relación con la pareja: Más de la mitad de las pacientes opina que sus maridos tienen una gran paciencia y que no ha alterado sustancialmente la relación afectiva aunque sí, lógicamente, la sexual. En los primeros años, el impacto de la enfermedad sobre la función sexual ha podido producir incomprensión y dificultades pero, con el tiempo, la mayoría de los maridos han mostrado un apoyo importante y las pacientes sienten que la relación conyugal es bastante satisfactoria. Sin embargo, consideran que es mucho mayor la incomprensión en el aspecto físico, es decir, en el reparto de tareas de la casa, ya que las parejas (y sobre todo los hijos jóvenes) no les ayudan tanto e, incluso, les recriminan ocasionalmente que no sean capaces de trabajar tanto como antes.
4. Tipo de afectación sexual: Cuando las pacientes describen la afectación sexual que les produce la fibromialgia la que relatan más frecuentemente es la disminución del deseo sexual por el miedo a los dolores que van a sufrir durante los días siguientes al coito. Las dificultades en lubricación es el segundo tipo más frecuente, aunque algunas lo atribuyen a la edad premenopáusica, que es cuando muchas veces aparece la enfermedad. Sin embargo, no parecen existir problemas para alcanzar el orgasmo cuando se tienen relaciones sexuales.
En conclusión, la fibromialgia produce una limitación importante en la función sexual de los pacientes debido, principalmente, al importante dolor osteomuscular al que se asocia durante el acto sexual y a la disminución del deseo sexual por el miedo al dolor que va a producir en los días posteriores al coito .(…)
La exposición de este tema en los grupos fue liberador para muchas pacientes, porque les hizo tomar conciencia de que su caso no es único, y que esta consecuencia de la fibromialgia es muy frecuente.
FUENTE: Dr. Javier García Campayo.
Psiquiatra. Hospital Miguel Servet y Universidad de Zaragoza.

El Sindrome de Fatiga Cronica, Vitaminas para mejorar la sexualidad


En el Síndrome de Fatiga Crónica, la sexualidad y la libido puede verse afectada por los continuos malestares y dificultades con las que tenemos que convivir el día a día.

En este articulo quiero compartir contigo alguna información mas que puede serte util para mejorar la vida sexual aun con SFC.

LAS VITAMINAS Y LA SEXUALIDAD

Como seguramente ya sabrás, si uno no se siente bien de salud, apetito y la vida sexual van a sufrir junto con el resto de su salud

Hay  teorías referente a la vitamina E y el apetito sexual. Algunos estudios demuestran que la vitamina E aumenta la fertilidad en hombres y mujeres y ayuda a restaurar la potencia masculina. Pero su influencia sobre el apetito sexual de hombres y mujeres no ha sido corroborado todavía.

Otro NUTRIENTE  importante para la sexualidad se dice que es el zinc.

ALIMENTOS Y SUPLEMENTOS PARA UNA MEJOR VIDA SEXUAL

Para incorporar mayor cantidad de Zinc tenemos las ostras (contienen mucho zinc), mariscos de todas clases, salvado de trigo, levadura de cerveza , granos integrales, germen de trigo, y semillas de calabaza. Incorporando estos alimentos en un programa que incluya una dieta alta en proteínas y básicamente baja carbohidratos, ejercicio y suplementos, será tan positiva como afrodisíaco para los amantes.

Suplementos que recomiendan.

PVM: Polivitamínico con minerales

Complejo de vitamina B de 50 mg. de 1 a 3 veces al día.

Vitamina E 400 UI, de 1 a 3 veces al día.

Zinc, 50 mg. (quelatados) de 1 a 3 veces al día.

Ginseng, 500 mg., 3 veces al día una hora antes de las comida

No te puedo garantizar que estos suplementos realmente incrementen la vida sexual, pero si es factible que puedan ayudar a sentirse mejor. Además , incorporar el zinc en la alimentación con productos que lo contengan también ayudará al sistema inmunológico.

Al sentirnos mejor, con más energía, es más probable que la libido mejore.

Entonces, tal ves valga la pena probar..

http://mundosalud.portalmundos.com

FIBROMIALGIA, SEXUALIDAD Y PAREJA


 El enfermo de fibromialgia tiene que enfrentarse, día a día, a diferentes dificultades que le impiden llevar una buena calidad de vida.

Entre otras muchas, las relaciones sexuales y de pareja toman un papel relevante, ya que si la vida en pareja es cordial y satisfactoria, se potenciará el apoyo que se obtiene del compañero o la compañera, del marido o la mujer, para un mayor y mejor desarrollo de la vida del enfermo de fibromialgia.

Partiendo de la premisa de que el enfermo de fibromialgia es único, es especial, respecto al desarrollo de su enfermedad y, dado que aún no han quedado definidas las causas que provocan la aparición de la misma, el diseño de la evaluación y asesoramiento psicológico va dirigido a cada paciente, teniendo en cuenta su entorno social cultural y familiar. No obstante, puede resultar de utilidad presentar algunas cuestiones generales sobre la sexualidad y la pareja que puedan ayudar a entender, globalmente, qué es lo que sucede cuando la fibromialgia afecta a la sexualidad y la convivencia en pareja y qué alternativas se pueden plantear para minimizar los efectos negativos y potenciar todo aquello que el enfermo puede ofrecer y recibir de su pareja.

En el caso de las personas que no tienen pareja estable, las dificultades para mantener relaciones sexuales satisfactorias pueden incidir negativamente en el momento que deciden relacionarse íntimamente con otras personas. Consecuentemente, empeoran las condiciones para conseguir mantener relaciones de pareja estables y duraderas.

En el ámbito del asesoramiento sexológico, la inapetencia sexual y la disfunción orgásmica son los temas más recurrentes. Estas dificultades suelen aparecer por diferentes causas, entre ellas figuran las siguientes:

Causas médicas (enfermedad crónica, dolor, edad avanzada, desequilibrio hormonal, efectos secundarios de los fármacos…)

Causas emocionales (depresión, ansiedad, estrés, problemas de pareja…)

El malestar general que se deriva de la fibromialgia puede contribuir a la inhibición del deseo sexual.

Causas debidas al aprendizaje (inhibición sociocultural, tópicos culturales y sociales o falta de información respecto a la actividad sexual)

Dificultad de concentración en las sensaciones sexuales.

Incapacidad para relajarse ante la relación sexual.

Excesivo control de la excitación sexual.

Miedo al fracaso durante la relación sexual

Los diferentes problemas en las relaciones sexuales pueden favorecer la aparición de emociones negativas, tales como desilusión, frustración, tristeza… A su vez, estas emociones negativas favorecerán el surgimiento de conflictos y recriminaciones entorno a la relación y no solo por lo que se refiere a la sexualidad, sino, más extensamente, a la relación de pareja. Como consecuencia de dichas tensiones y disputas, no solo el enfermo, sino también su compañero/a se sienten insatisfechos.

¿Qué puede ocurrir cuando la falta de satisfacción en la actividad sexual y de pareja se manifiesta?

La respuesta la encontramos en la falta de placer, de disfrute de la actividad sexual, lo que provoca que, poco a poco, nos distanciemos y dediquemos menos tiempo a una práctica que, inicialmente, se espera que sea gratificante, satisfactoria.

El malestar general que se deriva de la fibromialgia puede contribuir a la inhibición del deseo sexual. La persona se encuentra ante una situación de dolor crónico, a la que se añade la falta de soluciones efectivas a su malestar y, en algunas ocasiones, el tener que enfrentase a la incomprensión por parte de las personas de su entorno inmediato, incluyendo a su pareja.

Otra de las dificultades asociadas a la actividad sexual es el vaginismo. Esta disfunción suele producirse por el miedo al dolor que puede producir la penetración (dispaurenia). Se genera una contractura del tercio anterior de la vagina que impide la penetración. Esta contractura también puede relacionarse con el dolor propio de la fibromialgia.

Si durante alguna de las experiencias sexuales se ha padecido, dolor, éste puede quedar condicionado. Es decir, el dolor que ha sufrido la persona durante la relación sexual lleva a que, ante una nueva relación, el propio cuerpo reaccione contrayendo la musculatura para impedir la penetración (el cuerpo mantiene en la memoria que en otra ocasión fue dolorosa, es como un medio de defensa).

Este proceso impide el disfrute de la actividad coital. Esta descripción,que está más centrada en la mujer, también puede ser válida para el hombre. Es decir, puede aparecer dolor en el pene durante la actividad coital y se relacionará con los mismos aspectos ya descritos para el caso de la mujer.

Otra disfunción que pueden padecer las personas con fibromialgia es la dificultad de concentración en las sensaciones sexuales y la incapacidad para relajarse ante la relación sexual. Las causas médicas (enfermedad crónica, dolor, efecto de los fármacos…) y las causas emocionales (depresión, estrés, problemas de pareja) son los principales motivos de aparición de la inapetencia sexual.

Con lo descrito hasta ahora, podemos inferir que el enfermo de fibromialgia se halla ante un nivel de tensión, más o menos elevado, cuando afronta la actividad sexual, y esta tensión influirá en la respuesta de acercamiento íntimo.

Los estudios sobre sexualidad humana revelan que existen dos fuentes principales por las que la persona puede sentir tensión.

La primera es aquella que se deriva del estrés que se va acumulando a lo largo del día. Esta condición se acentúa en personas que tienden a ser perfeccionistas o que viven en situaciones realmente exigentes, o aquellas que viven en un estado de tensión crónica. En esta descripción se puede ubicar un número importante de personas que padecen fibromialgia, sobre todo, aquellas que se ven obligadas a retomar la actividad laboral o familiar normal, por lo que se les añade un grado de exigencia que no siempre resulta abordable.

La segunda fuente de tensión que puede interferir en la actividad sexual es la tensión, la preocupación, la angustia anticipatoria ante la práctica sexual. Elementos como la tensión creada por las expectativas,  los miedos, las aspiraciones, son proyectados como preocupaciones, y éstas se dejan notar en las relaciones de pareja.

Por lo que se refiere a la condición médica asociada a la fibromialgia, cabe esperar que los fármacos administrados ayuden a reducir óptimamente el dolor y el malestar físico. A partir de esta mejoría, desde la psicología se propone actuar sobre los aspectos emocionales y el trabajo sobre el control del dolor mediante actuaciones terapéuticas específicas, y especialmente enfocadas a la potenciación de la sensualidad.

Las causas médicas y las causas emocionales son los principales motivos de aparición de la inapetencia sexual.

Todas las posibles dificultades sexuales, algunas de ellas relacionadas con la sintomatología propia de la fibromialgia y otras no relacionadas directamente, derivan en un empeoramiento de la comunicación de la pareja. Consecuentemente es habitual observar importantes entre los miembros de la pareja. Es entonces cuando se evidencia una disminución de los aspectos afectivos.

Los miembros de la pareja ya no se dicen lo mucho que se quieren, que se gustan, lo bien que les parece estar al lado del otro…Pero no sólo se pierde la comunicación verbal, sino también la comunicación emocional. Este hecho lleva a un distanciamiento de la persona con la que convivimos diariamente.

Dadas las características propias de la fibromialgia (dolor crónico, fatiga, irritabilidad, malhumor, etc.) el enfermo ya no busca apoyo y deja de expresar a su pareja las dificultades que experimenta alo largo del día. Incluso, se Ilega a descarga el malestar que se sufre sobre la pareja. Es entonces cuando se entra en un círculo de recriminaciones, malhumor y discusiones del cual, sin ayuda, es difícil salir.

Ocupan un lugar importante, en toda la descripción que se presenta.

Las cogniciones, es decir, los pensamientos y preocupaciones del enfermo. Se observa como aparecen cogniciones contradictorias que se basan en la idea de que, a pesar de que se considera urgente atender a nuestra pareja y hacerlo, además, de forma satisfactoria, aparece una expectativa negativa, ya que ante este primer pensamiento existe la certidumbre de que no habrá éxito en el siguiente encuentro sexual y, secundariamente, que cualquier intento de relación sexual queda vinculado al fracaso.

Desde la intervención psicológica promovemos un cambio en la percepción y cognición de las posibilidades de la persona dentro de la pareja.

Es posible pensar que es un hecho terrible el padecer esta

enfermedad, no obstante, teniendo medios adecuados para hacerle frente, podemos obtener un nivel de vida satisfactorio. Hemos de posibilitar una buena adaptación y podremos lograr una calidad de vida mucho más positiva.

La prioridad es saber cómo nos sentimos y hasta dónde queremos o podemos llegar.

¿Cuándo y cómo tener relaciones sexuales? La manera más satisfactoria es escuchando nuestro propio cuerpo. Si atendemos a las sensaciones de nuestro cuerpo, por ejemplo, si estamos cansados, si hoy la percepción de dolor es menor, si en definitiva nos sentimos en disposición de disfrutar de un momento con la pareja. Si es así, es el momento adecuado. De esta manera nos aseguramos el sentir que la experiencia será agradable. Si forzamos la situación difícilmente nos sentiremos bien, incluso notaremos que resulta desagradable y la próxima vez no nos encontraremos en disposición de tener una  relación sexual. Esto implica que hemos de aprender a decir no a la pareja cuando no nos apetece. Pero también quiere decir, que si nuestra pareja nos propone tener una relación sexual, demos la oportunidad de sentir, escuchar nuestro cuerpo y probar  a iniciar la relación sexual. No estamos obligados a llegar hasta el final del acto sexual, cabe la posibilidad que, a medio camino, veamos que no estamos del todo dispuestos. Este es el momento de parar y emplazarnos, como pareja, para otro momento.

Aprender de un nuevo estilo en las relaciones sexuales donde la  prioridad es saber cómo nos sentimos y hasta dónde queremos o podemos llegar. Fibromialgia no es equivalente a no poder tener relaciones sexuales, al contrario, incluso es saludable, mantener una regularidad, pero modificando aquellos aspectos que pueden entorpecer, no solo la relación sexual. Sino también la relación de pareja.

Volver a disfrutar de aquellas cosas que nos hacían sentir bien en un tiempo pasado para ello nos podemos plantear algunas cuestiones, tales como nuestras relaciones sexuales, de pareja, fueron en el pasado agradables, satisfactorias, las deseábamos?, ¿cuáles han sido los cambios que se han producido? y de estos cambios ¿hay alguna cosa que podamos recuperar? , cuáles son las limitaciones actuales?, ¿qué se nos ocurre para superar estas limitaciones?, ¿qué alternativas podemos proponer?, ¿es necesaria la ayuda, el asesoramiento de un profesional de la salud?

Los ejercicios que se proponen en la terapia sexual se conforman como un recurso que ayude a relajarse y disfrutar de la experiencia sensual que genera la relación sexual. El objetivo no es buscar resultados concretos. Se intenta mitigar la preocupación que la persona siente ante la práctica sexual, cambiando la actitud de forma que la sexualidad sea más divertida, que podamos disfrutar practicando sexo con nuestra pareja. Todo ello sin marcarnos objetivos concretos, es decir, que podamos abandonar, continuar o retomar esta actividad, ahora lúdica, en el momento que nos apetezca.

Como ya se ha comentado, la principal queja respecto a la inapetencia sexual es que se ha modificado una condición que antes favorecía unas relaciones sexuales óptimas. Para dar solución a esta condición, lo que intentaremos es recuperar, reactivar el interés perdido, para enriquecer de nuevo la experiencia sexual.

Otra estrategia terapéutica es la evaluación de las posibles causas del alejamiento afectivo y comunicativo de la pareja, para pasar, en un segundo nivel, a mejorar los niveles de comunicación verbal, aprender a resolver los nuevos problemas y retos que se le plantean a la pareja. Todo ello de la manera más efectiva y aportando alternativas de solución que sean aceptables para ambos miembros de la pareja, potenciando la colaboración entre los dos en la resolución de conflictos y dificultades de la vida en pareja. Finalmente, potenciar la expresión de sentimientos y emociones positivas hacia nuestra pareja.

Oscar Asorey Martínez (Psicólogo clínico)

Tener sexo con una mujer con fibromialgia


Las relacciones sexuales en los pacientes de fibromialgia son escasas e insatisfactorias. Más del 90% de los pacientes definió así sus relacciones sexuales. La media en cuanto a la frecuencia es de 1 vez cada dos meses. Es excepcional el número de personas que lo hacen más de una vez al mes.Respecto a las causas que pueden influír en este proceso, los pacientes destacan:
a) El dolor muscular/articular: dificultad por encontrar la postura adecuada por el dolor, se han de utilizar cojines o accesorios que minimizasen el dolor mientras el coito. Se ha de acortar el tiempo de juegos sexuales forzando el clímax en el menor tiempo posible. El pensar en cómo quedarían después de hacer el coito por los esfuerzos realizados, también minimizan la concentración mientras se consuma el acto, además de desmotivarlos disminuyendo la líbido.
b) El dolor ginecológico: en nuestra muestra, al menos un tercio de las pacientes, describía una causa importante del deterioro de las relacciones sexuales, tipo déficit de lubricación.
Este problema no se habla con los médicos. El 80% de las pacientes confirmaban que nunca habían hablado sobre este tema con ninguno de los médicos. Las relacciones que alegan para no hablar son:
a) Porque el médico no lo pregunta.
b) Porque no es importante (dicen que ya se han acostumbrado) o porque piensan que no tiene solución.
Cabe destacar que en los grupos de pacientes o en reuniones con otras personas de la asociación de fibromialgia, ocasionalmente sale este tema y se sienten muy aligeradas en cuanto lo comienzan a comentar, porque descubren que es muy frecuente.
Relación con la pareja. Más de la mitad de las personas opina que sus maridos tienen una gran paciencia y que no ha alterado subtancialmente la relación efectiva aunque sí, lógicamente, la sexual. En los primeros años el impacto de la enfermedad sobre la función sexual ha podido producir incomprensión y dificultades pero con el tiempo, la mayoría de los maridos han mostrado un soporte importante y las pacientes sienten que la relacción conyugal es bastante satisfactoria. No obstante, consideran que es muy mayor la incomprensión en el aspecto físico, es decir, en el repartir de las tareas caseras, ya que las parejas ( y sobre todo los hijos jóvenes) no las ayudan tanto y hasta los recriminan ocasionalmente que no sean capaces de trabajar tanto como antes.
Tipos de afectación sexual: cuando las pacientes describen la afectación sexual que les produce la fibromialgia, la que relatan más frecuentemente es la disminución del deseo sexual, por el miedo a los dolores que sufrirán durante y en los días siguientes al coito. Las dificultades en la lubricación es el segundo tipo más frecuente, aunque algunas lo atribuyan a la edad, hay otras muy jóvenes para sentirse afectadas por ello. No obstante, no parece haber problemas para llegar al orgasmo.
Concluyendo:
La fibromialgia produce una limitación importante en la función sexual de los pacientes debido, principalmente, al importante dolor osteomuscular al que se asocia durante el acto sexual y a la disminución del deseo sexual por el miedo al dolor que se pudiese producir en los días posteriores.
También se deduce que este problema no se consulta con los profesionales sanitarios por falta de confianza en la interrelación médico-paciente.
Este tema trajo problemas en la pareja al principio, parece ser que más adelante hay una aclimatación.La exposición de este tema en los grupos fue un liberador para muchos pacientes, porque les hizo tomar conciencia de que su caso no es el único y que la consecuencia, antes descrita de la fibromialgia es muy frecuente.
Este ha sido el resultado de las entrevistas individuales y las sesiones de grupo realizadas en el estudio hecho con 25 mujeres diagnosticadas de fibromialgia y atendidas en nuestra consulta del Hospital Miguel Server de Zaragoza España